Silvestres flores graciosas agraciadas, humildes plebeyas bellas ellas.
Desanimadas en el querer aparecer, sin pretenciones, por su independencia.
Descubiertas, desinhibidas, no precisam ser redescubiertas para sentirse vivas.
Disfrutan su anónima libertad sin los arrancones arbitrarios que las lleven a impresionar.
Desenfrenadas, desenlazadas, ausentes en ramos, ramilletes, palmas y coronas.
Son para pocos.
Por los niños, se sacrifican en manos de cortejadas madres, que las recompensan con vasos de agua.
O para mí, que me detengo a admirarlas arraigadas a su existir, y sé, que ellas así, me ven a mi también.
Margarita, aquí te quedas. Tequila para deshojarte.
Sentimental, sensiblero, sensitivo.
Se intenta, por todos los medios, retener las rehenes lágrimas listas para evadirse.
Procaz promesa del secuestrador al secuestrado de ojos vendados es el paradójico gesto de amor.
Inmóvil y tieso el muerto amor pactado en horas.
Agnóstico progresista protagonista, el diagnóstico que me precede.
Conjugo mis verbos. Verborrágico imborrable.
Entrevesado, entreverado, ensartado pero fiel a mí mismo.
Los periplos por los que pasa el periscopio con tal de asomarse a la verdad. Voyeurista curiosidad.
A la vista, de un vistazo.
Dinastía detestada por sus súbditos de muertes súbitas amedrentados.
Aguillotinados pierden la cabeza, aquellos que se asoman protestantes.
Alto índice per cápita. Señalados y señalizados por las elites.
El castrado es finalmente casto y manso. Domado y domesticado. Ama su corral.
Extremadamente extremista al extremo en el poder, propone adhesivos perpetuos para un patriotismo visceral aporofóbico y xenófobo como curativo a todos los miedos inculcados.
Fayuto crisol de razas el que nos fue vendido e infectando hasta el tuétano.
Fragmentos de humanidad transformando el mundo en leprosario.
Burdo burdel burocrático.
El juez de turno abierto de gambas las veinticuatro horas. Prostituido. Como todos.
Literalmente, en bolas en la litera.Nosotros los otros.
Pagarés para pagar pagano.
Perez y su pereza. Las cosas les pesan, pero continúan consumiéndose.
Gasolina de cotidianeidad.
Engolosinaditos como unos purretes.
Alcalino alicaído. Politóxico. Abúlico bullicioso.
Testarudo testaferro del fracaso social, caduco y decadente.
Paisano pastando arisco y arrecido en su paraje para el aprisco, desguarecido.
Las palabras en ráfagas matan. Como los terroristas.
Insolentar al sistema peyorativamente. Quebrar los moldes a las patadas.
Diálogo de sordos con las manos atadas en esta torre de Babel.
Insuflar aire en las venas con cuidado porque mata.
Cuando las olas de la moda se repiten,arrugándose los dedos en cansados horizontes escenográficos, hemos pasado tiempo más que suficiente en el agua.
M.O.V.
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