Flama que inflama, el amor llama.
Ausencia siempre presente.
Candente y encendida.
Baja río arriba.
Venas intempestivas al corazón.
Entre piedras.
Confluentes complacientes afluentes lo forman y lo transforman.
En causa común en las fauces de su cauce.
Desencausados mancomunados en caudales.
Creciente en sí cree, desangrándose en sangre marrón.
Florece a veces en las márgenes de una devota superstición.
Fecunda vida en su lecho, hiñendo barro de creación.
Rameras aguas.
Entrepiernas.
Varas ,raíces sueltas retorcidas enrieda.
Arrastra particularidades partidas ingenuas sometidas a la fuerza.
No sienta cabeza, turbio rubio revuelto ,revoltoso imprevisible.
Se borra de la piel tóxicas miserias en el surco que lo surca.
Lava su alma.
Razón de ser.
Cavilado en cerrazón cerrada sin razón.
Concebido en parto natural.
Desatornillada desatormentada tormenta.
Tempestades alimentan de sus hartos senos.
Festival estival.
Satisfacción y agrado.
Arrastrados por la majestuosa obra corporal colosal.
Tiemblan las hojas y los pechos muertos fríos .
Reverencian arrodillados los subyugados al ahogo de sus estentóreos brazos.
Sal del riel, miel de agua dulce.
Ve más, enceguecido a tu paso.
Ve por más apetente devorador.
A la hora de volver, el mismo, jamás.
Sal y vete por sal. Sin tanta espuma.
Arrullar de inconfidentes murmullos es tu habla.
Encuéntrate en tu tórrido encuentro.
Furtivo y furibundo.
Es el mar que se muere sin ti.
M.O.V.
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