Foto: Gabriel Vidal
Transito y este tránsito de transhombres enfrascados y rotulados atascado que no arranca.
Verte vegetar al vértigo vertido en la contaminada plétora colectiva coagulada, desalienta.
La decadencia del ser o no ser.
Cuánto más avanzo , más me detengo.
Catador catatónico mirándose en alboreceres íntimos no pierde nada de lo que pasa ajeno.
Airado aire irrespirable del viento de tierra cachetea en parches resecos que son ojos apretados.
Alteridad inadmisible. Corriente contínua continúa.
Barbarie de la Barbie a la intemperie y desgreñada. Demarcada demacrada a contrapelo.
Tiranuelos sumidos en sus berrinches de consumados consumistas, sus hijos.
Relinchan potros salvajes en una carreta vacía guiada por sus padres.
El infinito se desborda y hacemos agua.
En tela de juicio la cuatela del cóncavo acuarelista decaído y daltónico. Descorazonado. Despintado.En blanco. En negro.
Al volver al ruedo, ruedo.
Diseminados en campos minados. Perseveramos preservados.
Semillita que no explota ni se prende, arruga de a poco.
Prebendarios en bancarrota venden estampitas de San Cayetano para camandulearnos.
En las puertas de la iglesia.
Preconcebidos preconceptos prejuiciosos.
Espúmea espuria espuma por la boca del bocón.
Intimamente intimidado intimida para envelentonarse el muy macho.
El cura que no cura, nos perdona.
Hospitalidad de hostilizados hospitales del alma abandonada.Sin gasa parece Gaza.
La totalidad totalitaria invisibiliza la discrepante singularidad del otro.
Golpetean las yemas de los dedos de inconfundibles digitales el redoble de una marchita militar.
Extranjero siempre. Extranjeros todos.
La tesis del Mesías que no vuelve. Receloso, azaroso azarado, con un pie atrás, presignándose varias veces, por las dudas, porque teme verse de nuevo institucionalizado en la cruz.
Juraría ser parte de esta jauría, y mentiría. Juira bicho.
Analía y sus anomalías. Las lleva como puede.
Vagabundo vagabundeando vagamente vaga divagando de vagar. Filosofa a su manera.
Emanarse y evaporase.
Hedor hedonista me lleva y me trae de la narices.
Algo más, allá.
Una dádiva, la ignorancia.Huyéndose del caos.
Polvo de una estrella que fue gozo hace tiempo, nos pica y nos salpica.
Prontuario profeso el del profesor profano.
Qué dios lo tenga.
M.O.V.
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