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Foto del escritorMario Vidal

Perder la silla



El que se fue a sevilla...

En un regreso efímero.

En minoría la memoria activa.

Huidiza acuciante denunciante.

Confeso compaginar del confesionario.

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Confieso, he pecado mucho por mucho que me pese.

En un reguero sentimental aletargada consciencia.

Hasta ayer nomás, coservaba lo que conversaba.

Carpetitas de macramé en la mesa.

Nos la pasábamos pensándonos.

De mañanita, te veo de mañanita.

El presente como presente a la vista.

Con los ojos agudos en las agujas.

En ráfagas se vienen los cambios.

Como así, repregunto siempre.

No sabe no contesta, sí o no.

Me cerca mucho circo cerca.

Recurso, curso de cursilería.

El destinatario, el bestiario.

Me advierto divertidísimo.

Diversificado y diferente.

Algunas hebras hebráicas.

Genealogía de pocos genios.

Con un pretexto como pretexto.

Populacheras canciones de cuna.

Corro la misma suerte, corro la voz.

Y me corro para el lado que disparo.

Libresco, acuno libres libros incunables.

Tengo mi cartón lleno de palabras plenas.

Verbalizando el lenguaje que me traiciona.

Con rotulador amarillo mis partes preferidas.

Y así me voy muriendo un cachito todos los días.

Y todos nos vamos yendo con nuestras luces y sombras.


M.O.V.


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