Sin cuidado en un descuido me descuido.
Hedía en erial hedial medieval.
Mi tracción a sangre gruesa.
Sutilidades de las utilidades.
Soy apto para inadaptado.
Inepto para todo público.
Es que soy un vividor.
Un aprovechador.
Me conozco bien.
Me hago la cabeza.
Con placebos del placer.
En un paulatino desatino.
Esa lástima que me lastima.
Me repienso y nada que hacer.
No me pertenece no pertenecerme.
Y es así que así me equivoco vastamente bastante.
Te cabeceo pero vos no entendés ni ahí mis códigos.
Y no ves que por chaucha y palito tenés este chauchón.
A regañadientes sueño con añoranzas en duermevela.
Como consuelo me conduelo con tus duelos.
De nuestros denuestos también hablo.
Mi suerte está echada, a descansar, en caución.
Le voy dando unas vueltas raras a la vida de a ratos.
Es extraño que la muerte sea la puerta de entrada a la inmortalidad.
Un fana de Boca me lo dijo: la fama como fama es puro cuento.
Salgamos con los ojos bien abiertos de esta oscuridad.
Cego enceguecido de ojos cegajosos.
Y al final, que se haga la luz.
Aunque no la veamos sintamos su calor.
Y gracias por venir, amigo, te digo.
Qué no se diga, entonces.
M.O.V.
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