Un aire a las fiebres blandas en bocanada.
Me gana el sueño junto a un fuego de vivar.
Cargamos con un cuerpo que descargamos en el gozo.
En la carne viva de las identidades encarnadas el deleite.
Hay una luz en las penumbras de las sombras sordas.
Entre la marisma y la marea el mareamiento.
En un tremendo tembladeral.
Tiemblan las pieles erizadas.
En intervención entretenida.
La tumba del alma tumbada.
Yace en fruición de fruta madura.
El arte en naturalezas muertas.
Y sus indisciplinadas cicatrices.
Y en su memoria el color del dolor.
Es sangre derramada que llega al río.
Ya no voy a tener tiempo para perderlo.
Y en tales circunstancias modelo el alma con lama.
Me recreo en la creación divina para un nuevo mundo abriéndose.
Con las yemas de los dedos descubro los caminos que me llevan hacia vos.
Y en las miradas te entrego y me entrego en rendición incondicional innegociable.
Entonces pregunta por la pregunta que de inmediato
te responderé con la franqueza de la espontaneidad.
Insuflo un soplo en el algo de ese alguien que amo.
Un soplo de vida en espiración constante continua.
Jadeante jade en tus entornados ojos sibaritas.
Y entre mis labios, en la punta de la lengua,
la palabra nunca antes dicha ensalivada.
Poemas, cantigas,sonetos, versos, romances.
Recito en sagrados tiempos, musito plegarias.
Verbalizar reverberando al reverenciado amor.
Cuando el “te amo” se hace un imprescendible necesario.
Perogrullo, restituyo lo que por derecho es tuyo y originario.
Lo que hospedaba y guardaba a lo largo de los años, te brindo.
Qué a tu espera esperaba ser debidamente abrigado por tus manos.
Mis bienintecionados deseos para ti, mi bienamada amada reencontrada.
Con mis huellas dactilares estampadas, este palimpsesto fielmente restaurado.
Soy un humanista incurable en amorología, ella dice.
Y sobre nada en absoluto, nada en absoluto, escribo.
Y esa era la frase final que al texto le estaba faltando.
M.O.V.
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