“Es un buen tipo mi viejo”.
Insuperable, un superado.
Ligas mayores, campeón de primera.
Gardeliano de perorata peronista.
El negro, para los amigos.Un señor, para todos.
Anudado familiero, traje y corbata.
Zapatos marrones y gabán impecables.
Me dejaste la banda, un poco en banda.
Me marcaste la cancha, como jugador polifuncional.
Tenía La Razón y el Clarín, nunca quiso La Nación.
Glenn Miller y su gran orquesta. Moonlight Serenate.
Con siwing cincuentoso se me fue cincuentón.
Sin cuentos, sin grises. Te guardabas para adentro.
Sin mates, con matices.Café con masas secas.
La marca en el orillo. La flor en el ojal. Sus raíces expuestas en cada orilla.
De Córdoba capital, Chacarita, Ravignani y Cabrera, Villa Bosch, Barrio Sarmiento.
En Mina Clavero ha de estar. Y lo bien que hace, fumándose unos puchos rubios suaves.
Los discos, los libros, el cine,el Ford Falcon familiar, la Guía Pla y el plano para poder llegar.
Jugaba al achique y había que anticiparse siempre para que no despotricase.
Asadito, un tinto y en la cabecera el único que tiene cabeza. Un aplauso para el asador!
Ícono incunable referencial, inimitable.
“Viejo, mi querido viejo”.
“Yo soy tu sangre, mi viejo”.
Yo, un pichi, ni a los talones, ni viviendo mil años.
El que nace para Marito nunca llega a Mario.
Me queda grande y me quedo corto.
Faltó el abrazo.
Adónde eras, qué serás?
M.O.V.
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