Efusiones en infusiones efusivas.
Ominoso despertar catastrofista.
Del sueño pelado a la piel viva de la pesadilla autobiográfica.
Jornada encinta de mellizas frustraciones abre las piernas parturientas.
Fórceps para arrancarse.
Pedigüeña la cigüeña, dicen que viene por los planes.
Embotado, sin las botas puestas.
Mate amargo, mate de una buena vez esa amargura.
Alastradas alas a las ocho de un domingo cualquiera.
Reino de los cielos
Celebración en casa de etéreo anfitrión omnipresente, la cuenta la pagan los invitados.
Los oferentes, con el pecho golpeado, negocian con el cura un pedacito de paraíso en el confesionario.
Un viejita, velo, mañanita, chal, vestido, toda de negro no se desprende de su viudez.
Casaderas de hoy y de siempre, todas emperiquetadas, floreados pimpollos exultantes en la nave central, buscan un buen partido.
Un Boca-River, por la radio, quizás, por lo menos. Los apuestos jóvenes cristianos.
Los niños no se saben la letra.Catequisticamente obligados. De los presentes, casi nadie la interpreta.
Ceremoniosos monaguillos.
El Padre y su doctrina marxista.
Ostia!, diría mi tío gallego.
Abrazados todos como hermanos desconfiados.
Inmediato resbalón sacrosanto en la portal de la iglesia.
Se les cae la biblia saliendo de la misa apresurados.
A quién le importa. Igual, en el séptimo día se repite el ritual.
O la extremaunción en el peor de los casos.
Todos absueltos. Justicia divina.
“Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos será el Reino de los cielos”
Holgazanería
Escampar en el descampado en período de lluvias.
En el campito embarrado, un once contra once.
Solteros y casados. Hay afano, el casamiento cansa y desgasta.
Bolsillos de pelusas y papelotes viejos. Ni para el pancho y la coca.
Los ravioles de la nonna.
Desteñida coloratura desdeñada hacia el fin de la tarde.
Pitanza de pitadas compartidas de boca en boca en la plaza. Solidario y dadivoso.
Regodeado verde humo achina los ojitos y combina elegantemente con los grises.
Ni los perros en el centro.
Brutales intemperies para el intemperante inadaptado social que hizo de la avenida su casa.
Las señoras paquetas los quieren abajo de la alfombra. Donde el diablo pierde el poncho.
Afeen menesterosos la sádica cara cosmopolita de la ciudad.
Se rascan los huevos a dos manos, a falta de dignidad. Me parece justo.
Gema de la estratagema acapara todas las miradas, mientras se roban el oro.
Secreto sincretismo del cretino que nos representa, en un asado junto a sus ministros socios.
Nido resumido
Literato indomesticado.
Ideas de izquierda asesinadas, hacinadas y resucitadas en el lado derecho del balero de madera.
Tironeadas de los pelos. Cagadas a palo. Convalecientes en el aguantadero. Sobreviven.
Anida el nido la ira que no se irá fácilmente.
Se me vuelan los pájaros.
Baratita la sandia y yo, ensandecido.
La locura tiene cura, pero no hay remedio.
Llenas de historia las vacías botellas del borracho.
Impostadas voces las cuentan bohemiamente descorchadas.
A veces, te pegan mal.
Un lagrimón tanguero.
Guarda con el corchazo.
M.O.V.
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