-Una de estas por día, en ayunas-
Solitud en soledad solícita en solicitud.
Sospecho de mí, de las sobras de mis sombras.
No sé precisar cuánto es preciso.
La digital del pulgar derecho guarda registros preciosos de quienes seremos.
La línea que divide las aguas del río imaginario es reverenciada como referencia.
Reinventándose con más de lo mismo y nada de original.
Cantamañanas, como ciegas libélulas alteradas en las ciénagas alagadas, pululan.
Caricatos juegan brincando con su alma de juglar en las orillas.
Abanderadas voces en mi cabeza me cantan y encantan.Un cerrar de ojos.
Escuchándolas a todas, vivas, me hablan en sueños.
Urge hurgar a la mugrienta mente sucia.
Como una aparición, robada del olvido, surge.
Esperanza de vida.
Tormenta de tormentos afligen al paisano con sentidos.
Ni las trizas acomplejadas de relámpagos cohibídos para iluminarlo todo por escasos segundos.
Hacedora de cárdenas noches en el telar se toma algo más que tiempo.
El vino tinto mancha.
Amaranto carmesí.
Drásticas y gástricas decisiones engullidas por la fuerza.
Estética estática después de los treinta. La gravedad de la gravedad.
Heredabilidad en bancarrota.
Longevas telarañas.
Alambre de púas.
Prescripción de restricciones. Proscripciones.
El fin de la ansiedad, el comienzo de la frustración.
Del quechua, chango morocho en ojotas en los yuyos del chaco.
Pupo en el centro. Achacado gaucho sin chacra.
Atascado en la tasca.
En guardia en la guardia.
Siempre que llovió, paró.
Apólogo sin epílogo.
Veredicto: culpable.
M.O.V.
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