Grumos

Cuando todo había todavía.

Autitos chocadores en el Italpark en isocronía.

Minuciosos Matchbox de colección emulándolos.

Plastilina plasmada amasada y aplastada amalgamada.

Aún, unos soldaditos, parapetados en el fuerte, se creen esa de que los indios eran los malos.

Ravioladas de seso de la mano de la nonna, los domingos tanos en su imperioso cono sur.

Abra abracadabra, habrá un pase de brujesca magia burbujeada que amenaza amenizar.

Todas las santas noches la santa fe santiamenizada en un rezo sacralizado.

Se vive con el corazón en la boca, ay, Sagrado Corazón.

Qué se calle esa bocacalle boquiabierta boqueando afuera saliendo arando rabiosa.

Enseñame a ensoñar en reseñado resumido para no perder el tiempo.

Es puro grupo agruparse a un grupo de engrupidos.

Tarde, ayer tardé en mi tardanza.

Me intimo, a ese mismo yo íntimo.

Urgentes emergentes en emergencia.

Nos mostró su monstruosa monstruosidad Disneylandia.

Como grumete, arreo grumos desde entonces, indisolubles.

Y la mar en coche, como si cabiese.

Cala en la calamidad calada.

Durar duros, Duravit.

Otra, otro, otre.

Mojadas mojarritas.

Carnada del anzuelo.

Pescarse un resfriado.

Cadencia de candencias.

Febriles amores infernales.

Conmigo riman y se arriman.

Mecerse con lo que se merece.

Escueto al cuete.

Ha sido asido.

Agarrado.

M.O.V.