Somos cuatro gatos locos.
Apenas a duras penas.
Descolocación, descolonización, deslocación.
Elasticidad y plasticidad de plastilina.
Castillos de rasti de raspón derrumbados arrumbados.
Boyando en la calle Boyacá aquel barquito de papel de diario, agarrado a la huella del trauma.
Caótica aorta ahora palpitante.
Pomos de naranja chorreados en el pomar.
Impávida melodía discurre sin saberlo desde la radio portatil en el radio cercado cercano.
Virtuosismo arbitrario no distingue al distinto distinguido.
Fraguada la tregua fraudada.
Sembrada sombra de asombración que no asombra.
Comiendo la raíz del mal desde abajo.
Enfermo efemérides el que nos recuerda sufrir el dolor.
Cadalso reutilizado tantas veces.
Collage mortecino.
Torniquete en el cuello para no desangrarse en palabras inútiles.
Anudada cabeza atando cabos.
Viendo desde afuera del parabrisas lo que pasa adentro.
Entrometido el retrovisor mirando los pasos pasados.
Pifiar promiscuo pronosticado a destiempo.
Espóiler desencadenado.
Augur de esquivas esquirlas en esquinas.
Sufriente lo suficiente.
Populismo endemoniado popular.
Caldeado caldo de carne humana. Soso y somatizado.
Temple destemplado.
Puño encerrado en sí mismo.
Mano en alto si nos levantan la mano.
Áulicas respuestas al clamor plebeyo.
Mientras mientes miéntete.
Macaneado mecanografiado de tacleadas teclas.
Disposición dispuesta en anaqueles inalcanzables.
Obvio, es domingo.
M.O.V.
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