Siento el cosquilleo que será temblor que no pase, en la planta de los pies.Danza de perfumes y suaves sudores en los no tan buenos aires. Las santas vienen marchando, chancleteando con ritmo, revoloteando, abejas obreras trabajando. Manos de madre, sin lavarse, de Plaza de Mayo. manos de hijas, de desaparecidos y de represores. Manos que se levantan para no ser menos. Manos ásperas y descremadas, juntas de las manos.
Las locas, las brujas, las putas, las rebeldes, las que paren aunque las paren con desigualdades, con grotescos piropos invasivos, a las piñas, a lo macho. Maquilladas de morado, de miradas desafiantes que no bajan, que antes fueron excitantes. De pechos que apechugan, que se hinchan y duelen, que no temen a las balas y amamantan. Pechos que se ponen.Pechos que se dan.
Ceñidas al cuerpo que las contiene, ceñidas a una sociedad del constante ajuste. De cuentas. Diosas Durgas de brazos y abrazos, que no se bajan ni por acasos. Dan su sangre, periódicamente, rigurosamente fechado y almanaqueado. sangre que rueda cuando nacen, cuando dan la vida o simplemente se la quitan. Dan a luz sin pasar facturas, pujantes pujan y empujan en perenne lucha solitaria. Nada las prende y cuando se prenden, arrasan como el fuego disparado.
Leonas que entenderán que no precisan de leones, de su vital importancia y que tamaño y rugido no hacen la diferencia.
Amazonas exuberantes, destemidas, embravadas, decídanse impenetrables si lo desean, resérvense y serán lo que vendrá. Desfilen su hidalgía profanada y devolverán el botín más preciado, la dignidad de ser humanos.
Inmaculadas y admiradas a edad temprana, el poder nos enseña a chacotearlas en sus debilidades, chapotearlas de impurezas y a chicotearlas hasta doblarlas. Impúdicos sátiros de sobretodos hechos de piel negra, gobiernan y avergüenzan. Sátira de un mundo que se cae, por su propio peso. Amansen y amasen ese tiempo que las quiere mansas.
Mujeres lloran con la ficción de las telenovelas. Se endurecen con la veracidad cruenta de la realidad. Tragan ese llanto. Hombres se ríen de ellas, y lloran hasta para mamar.
En bloque, bloquean calles y avenidas y del otro lado los muy hombres las enfrentarán despiadados. Son madres, hermanas, esposas, hijas, amigas, vecinas, desconocidas. Y las matan. Pero más llegarán. Los vencerán. Los abortarán, les impedirán, antes de ser. Y ese es el temor de viejos verdes acosadores, de petulantes empedernidos, de impotentes violadores, de moralistas represores reprimidos.Las fajan y las fajan con fajas de misses. Censuran sus senos con cuadraditos negros perfectos y matemáticos.
Se desequilibran ante el desequilibrio que los desequilibrará. saben que no están respetando la ley natural. Utilizan las palabras escritas en sagradas escrituras discriminatorias.
Mujeres no precisan de hombres. No es bueno que el hombre esté solo. Viúdas, solteronas, abandonadas, sobreviven.
Son mejores estudiantes y hacen buena letra.
Un sexto sentido que nos hace sentido. Llenas de dedos anfitriones y de tacto. Dedos que cuentan números e historias.
Bravas fieras acorraladas. Intelectuales salvajes.
Son nombres que son música en oídos y bocas. Nombres que se escriben, bien.
Saben abrir puertas y no solo las de jugar. Saben dar portazos. Nos costuran, hechos trapo rotos. Nos bordan pacientemente con visibles hilos coloridos de sabiduría.
Marchen sonrientes, que sonrientes nos desarman.Suelten las crines y cometan el crimen que penado en la historia no será, ni nos apenará. Ni un pelo de tontas.
Virulento taconeado en sus zapatos, desenfreno de vientres desenfrenados. Desencadenadas las quiero, que la libertad y la justicia son bellas y poderosas mujeres.
Hasta el barbado más barbudo se hizo en una barriga para nacer.
Conquístennos y calen hondo hasta los huesos, que lo de la costilla es puro cuento. Despiadadas, despidan a este mundo oxidado y enfermo que la cura en sus manos está. Sigámoslas, no nos irán a defraudar, ni a dejarnos patilludos.Si es necesario, arranco lo que como masculino me define y las acompaño.
Las santas madres velan y vuelan, no se espantan ni espantan aunque se las quiera brujas en escobas o en hogueras
M.O.V.
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