Mundo infame, hipócrita, repugnante, degenerativo y cruel.
Seres ahogándose en la marea de mierda que cagan por sus propias bocas.
Legiones de religiones quemándose en sus llamadas llamas. Nafta y fosforitos.
Consúmanse hasta las cenizas crematorias.
Quemar en la hoguera los manuales de instrucciones, los manuales escolares, los manuales del derecho. Escribirlos al revés.
La corrupción empieza por casa.
Vivir en el punto ciego.
Cuervos picoteándole los ojos a la justicia, deleitándose, en beneficio propio.
Estamos así, gobernados por los vencedores.
Métanse en el orto su eficiente productividad.
Abortar la procreación hasta que se viva un mundo equitativo e igualitario.
Cortar los hilos titiriteros, erguir a las marionetas con impulso de cambiar.
Muerte a la esperanza para que no nos pueda engañar.
Con las bolas llenas de vivir con los huevos en la garganta.
Salir arando, derrapando en las curvas, sin filtro.
Acelerando en contramano, no le temo a las paredes, acolchonadas o no.
Arranco con los dientes la camisa de fuerza y te mastico la yugular.
Arrendo las riendas para que se ahorquen y regalo el bozal.
Tengo todos los adjetivos y los verbos listos, gargajeando en escupitajos para hacerlos más intensos.
Acribillar con mi arsenal de insultos puristas y clasificados.
Bombardear y bardear a los autómatas del imperio del sueño americano.
Dar un basta con el puño, en la mesa, como un puñal.
Intolerante con las aberraciones humanas de traje y corbata.
Deceparé con mi lengua al que levante las banderas de la moral y las buenas costumbres.
Mi agudeza visual finita e infinita. Lanzo flechas calcinantes en mi mirar.
Empotrado corazón reventando rebeldías.
Rehiervo la sangre que como lava lava las calles.
Enrojecerte en tus falsos pudores. Enrojecerme de rabia. Espumo por la boca. Gruño, muerdo, ladro.
Oído aprimorado que escucha pensamientos.
Venite con la luz mala que te apago la luz. Te bajo los dientes aunque te vengas armado.
El dedo apuntándote en la cara y las balas a mansalva que disparan.
Enfrento cara a cara de frente, mano a mano. Los cagones en patota, por la espalda, en emboscadas.
Con la marca de la gorra, camuflajeados o uniformados.
A los hachazos y guadañazos, voy.
Estacas para los chupasangre y los chupacirios.
Tic tac, tic tac, es cuestión de tiempo.
Desenterrar mis pasiones y regarlas por donde pase.
Asqueado vomito las tripas y regurgito tus enseñanzas.
Mi composición en descomposición.
Lo peor de mí es mejor que lo mejor de vos.
M.O.V.
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