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Foto del escritorMario Vidal

El sabor del reencuentro



El tiempo pasa nos vamos poniendo viejos. Y cuando las puertas cierran se quedan cerradas, herméticamente. Y por las ventanas dificultosamente se cuele un airecito joven. Tal vez por la fuerza judicial de las leyes naturales, chillando por las ranuras estrechísimas, corajudo se atreva y una vez adentrado nos convenza y nos tiemble en la espalda y nos batuque en el corazón.Bocanadas para ese ahogo que nos irrumpe el pecho especialmente. De aquí para allá, pero siempre acá. Los destellos de luz y de los otros sin tantos fulgores ni calores.Todo en su debido sitio. Y la radio, de fondo, descarrilada berrea destorcida y distorcionada. No escucha nada, la muy abusada. Escupe las noticias y filosóficos economistas reviran al contrario la posverdad que no tiene ningún brote en las veredas de estas manzanas, cenicientas, rotas, desencajada de todos los modelos y tanto nos zurra, nos zarandea de monotonías que nos impele al plano mundano. Los zapatos, los zapatos de siempre se conocen de corrido los atajos y las piedras, se permiten chutarlas de vez en cuando. La suela suele en días mojados ser permeable. Algo tiene que serlo para equilibrar ese actual universo discreto. Y el sol perpetuo, el de hoy, por acaso regula energía en este ocaso. Y el lugar imperecedero, el punto final del de la vuelta del perro. Y las mesas, y las sillas en su vetusto trajinar. Es el paisaje.Permitirse el tiempo de desgranar uvas abrazadas, vigorosas, morochas y conexas, fluyendo encarnadas en una copa, o un vaso, da igual. Y respirar el mofo de su sabor en el cielo de la boca, trayendo y creando momentos, dando espacios, retrasando la prontitud de los tiempos adictos y modernos. Y levantar la mirada entre párpados y encontrar al que no precisa de explicaciones, que nos conoce como a las tablas, que nos apuntaló para construirnos.Y las palabras de las que somos hechos, taciturnas descansan. No precisan decir, está todo dicho. El sabor del reencuentro es selecto y notable, es de mandingas serenos, el de la vejez entre los pares, o impares. Todos sabidos.

M.O.V.

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