Cuando se anda por la vida de la manera en que lo hice yo, con un poco de irresponsable responso, inescrupuloso ensimismado perdiéndome en los contornos ,en la comba honda, en la minucias de las cosas comunes, en sus asperesas y tersuras, sedosas arrugas, aterciopelada o peladas, que por acaso venían a mi encuentro con el máximo objetivo de la distracción, del descuido al tiempo, a explotar esa mi tendencia natural al lapsus sin ningún olvido, al bureo al boleo, al desliz infeliz del juego y al infeliz tino del distintivo instinto del sentimiento albino.
Etéreas y luminosas, chisposas chistosas, policromo aquelarre de colores irisados, petricorados bienolientes bálsamos ungibles derramados, en populares melódicas voces volubles agarrándome de las orejas benévolamente, endulzándome lo amargo y salándome las salientes heridas, tirándome la lengua a los sabores variopintos de las sensaciones.
Intuyéndome, reformándome en la improvisación, sin manuales de uso y fabricación incluídos,
estructuralmente confiable, restaurándome y reconstruyéndome, con piezas sobrantes, un rompecabezas incompleto de un prototipo no apto para la producción masiva.
Fiscalizado por expertos en árduo trabajo no heredé esa tal perfección que se busca en toda empresa y al espejarme solo vi mi deformación aparecer.
El amor en estado puro que por sorpresa me tomó cuando ya era un desertor me hizo creer en la matemática de la multiplicación y como es sabido, no soy muy ducho para esas disciplinas, diría que estoy más para indisciplinado. Fui más bien un capitán sin timón, un subalterno ascendido que no nace para esa misión y acompañé lo mejor que pude.
Uno se convence que con amor todo es posible y desprecia los cálculos indispensables de las ciencias exactas. La poesía y la lírica engañan sorrateramente con las palabras y sus múltiples acepciones aceptadas con su cadencia acentuada y sensual en los dialectos propios a los amantes incondicionales y nos extremiza a acciones aventureras arriesgadas arraigadas a la siembra, al cultivo familiar, a la razón de ser a través de los frutos.
El milagro de la luz dada ilumina hasta los rincones más oscuros, trazando nuevas perspectivas, planes, planos, proyectos, contraproyectos siguiendo al sol, a la luna y estrellas, a las mareas, a los vientos y estaciones, al flujo y reflujo.
Con los años el imprevisto y la improvisación tienden a distanciarse y las casualidades como las sorpresas van pasando del castaño oscuro. Los cielos y sus tormentas, el granizo, las heladas, la escarcha, la sequía y de nuevo el temporal se atraviesan en la travesía.
Se sueltan las riendas, se abren las redes, se liberan amarras y libres a volar, a nadar , a correr, a encontrar la ruta, el guión, las vías o salir atravezado a campo traviesa sin brújula ni dirección cierta ni destino ni llegada.
No sé de caminos y no me animo a recomendar, mucho menos a aconsejar.Quién soy yo.
Cuando creí estar cierto estuve errado y cuando estuve errado acerté de casualidad.
Despojado, deshojado, rajado, ajado, desaliñado, desviado, dejado.
Sin dientes, sediento, hambriento sin ganas de masticar, olfateo de vez en cuando un recuerdo.
A los tumbos sigo yo buscando un lugar para tirarme a descansar.
Volver a la tierra y que mis hijos me puedan perdonar, sabiendo que no tengo perdón.
Vidal Sandrone.
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