Decido que mar no navegaré y quemar mis naves como un Cortez cortés, en la otra orilla, la de enfrente.Observar en horizontes esa ilustración que se hace y se deshace.Puros e impuros, nudos desnudos de una civilización entrelazada enlazada como animales que se dejan, que se aquejan por sus quejas de callar. Desde acá por acaso, caso me pregunten, veo sus templos que los izan hasta un Dios que los pisa piadoso, los leo atribulado, tribu de una tríada piramidal de un sólo ojo sagrado en sangrientos sacrificios, Sus miópicas visiones alucinógenas alucian un oro muerto que no quiere fulgurar lo prometido, se dilata hasta tronchar en trochas que se arrastran a ningún lugar. Dicen mal y maldicen, no se los puede interpretar.
Al lado de mi fueguito de ramitas desaguadas y quebrantadas, chiribitan, me chistan chispas de pensar este pesar. Chamusca charqui humano tanto chamuyar, atrás del charco me prefiero quedar. En este solsticio, solo. Mejor solo.
Cultivan cultos ocultos en culturas enrevesadas envasadas en vasijas que al barro regresarán. Adornan, adoran y doran, pintarrajean, se enajenan ajetreados,troquelados en troqueles que acuña la sociedad.Ansiosos aislados en una comunidad de isleños en un océano insular.
Desalmados almacenan inames cosas como imanes aferrados al metal.
Primitivos principiantes que persiguen el primer lugar.
Me descubro desemejante, de semejante discrepar.
Mi espada es blanda, quién soy yo para juzgar?
Continúen sus giros a la derecha que la tierra los acompañará. Me resisto y corro a la izquierda, antihorario, contra el viento, contratiempo contra la corriente.
Tierra a la vista que ensangrentada, corazón de conquista no consigue embarcar.Destino que se implanta el sureño, ser paria en cualquier lugar.
Playa que haya, vaya y tenga arena para mi, rematar.
Paren el mundo un segundo, que me quiero bajar.
M.O.V.
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