Desdreñado el tiempo al viento, siento como pasa.
Espantapájaros espantagustos cansado malhumorado.
Ante tanta malaria creo que ya no se me mueve un pelo.
Nos condenamos a vernos envejecer en el plantío impropio.
Mi vergüenza ajena de aquel señorito amigo de lo ajeno meritocrático.
Las limosnas del limón y el limo tomándome hasta los tobillos resecados.
Las dádivas dadas por las beneméritas señoras de la beneficiencia en ropas.
Ni con los dados cargados ni con la suerte de mi lado formo una mera Generala.
Indeseables somos todos cuando no nacemos con alcurnia ni con el doble apellido.
Esa marcha que la banda toca no la conozco y poco se escucha desde la cucha acá afuera.
Al final de la fiesta nos tiran un hueso pelado y los restos de los restos y les movemos la cola.
Es mejor que nada, dicen mis amigos gruñendo y mostrando los dientes afilados y babando.
En mi pulso, pulsa y pulsa la repulsión, la repugnancia a tu arrogancia de tantas robaderas.
Las vaquitas ajenas arriadas por un peón al matadero no saben muy bien lo que les espera.
La tierra de desenterrados aborígenes y de desterrados gauchos enl as manos de sus dueños,
Irene y su hermano, el narrador autodiegético, de la Casa Tomada contada por Julio Cortázar.
En tu estancia mi estancia en paisaje campero de desigualdades en náuseas, asco y aversión.
En ese sitio soy el árbol solo en la pampa con destino de leña si antes no me parte un rayo.
Abrigo un nido, tu nido y espero que te quedes siempre como te quedas entre mis hojas.
Te resguardo tu casa hasta cuando vuelvas de vuelta de volar tus vuelos acrobáticos.
Entre las entrelineas,entre las letras y letras,entre las palabras,gramado gramatical.
En el pentagramado te anotas con las notas de tu voz de mujer empoderada.
La música ambiente me ambienta la espera mientras espero habitarte.
En el recibidor, en el sótano, en el desván, en el cuartito del fondo.
En la cama matrimonial de tu dormitorio, en el suelo, en el jardín.
En tus ojos en tu boca en tu sexo en tus pechos en tu cuerpo todo.
Intrusamente, internamente, inmensamente, intensivamente.
“Lo que de veras fue, no se pierde.
La intensidad es una forma de eternidad”.
Jorge Luis Borges.
M.O.V.
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