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Foto del escritorMario Vidal

Deletrear, deleitar, deletéreo


Hortero amanecer, día yerto. Los días de hoy huyen despavoridos de la mortalidad. Sufridos así, no pasan de año. Aula maula esta vida en la que aprendemos a los coscorrones, a las palmadas, a reglazos, en rincones de la vergüenza. Lívido el libido no nos ruboriza cuando no hay para morfar. De rodillas, confiésate y serás perdonado. Cardenales y cardos empenachados. En la cama agonizan ensueños. Postrar sin postres, para el escarmiento. Un joven rapaz, rapiña sueños en la viña reseca del señor, feudal. Séptimos días sin descanso, sin sabáticos años; ferias en las calles transversales del barrio no tienen feriados. Apostrofar a los apóstoles contemporáneos que nos gobiernan, vivarachos mamarrachos, que da para manyarlos sin ser un caníbal. Ellos y sus chanchullos, nosotros estuprados en los yuyos, estripados porque somos muchos. El sujeto está sujeto al sujeto que lo sujeta. Predicadores predican un predicado de palabras inanimadas de un dios mudo que nada escribió. Se dice de mí. Sal, sal de ese salero para salarnos la vida lejos de las heridas. Las virtudes del presente son errores del pasado. De abajo arriba, de arriba abajo. Vuelta y vuelta esta revuelta. Afrentas de enfrente enfrentas. Cuando no hay fondo en el fondo, nada nos impulsa para respirar. Desaire que muere sin aire. Museos de gente y sus montones de huecos. En las hemerotecas se acurrucan carcazas calcadas de noticias nuevas. Llueven idiotas de un amarillento extraño. Siempre que llovió, paró. Amazonas que montas en pelo el sur del continente amerindio, resiste brava esta contaminación misógina que derraman en tus aguas. Pescar en esas aguas pensamientos floridos entre las redes, entre las entrelíneas, con cebos cebados con paciencia ritual. Nado entre medusas, aguas vivas y seres vivos. Tatuar la arena con este sentimiento, y la eternidad, amarreta. Gravidez ingrávida, fruto de un amor que se perpetua por más de nueve meses. Un punto seguido de luz; en su papel, el papel oscuro de la noche. Puntos supensivos. Punto y aparte. Retratista de mañas maniatadas, maniático, esbozo con carbonilla negros y grises en raídos y ajados blancos, bosquejos de lo que me aqueja y de lo que me quejo. Arriero de nadie, arrendo ilusiones sin cargo, sin carga, sin propinas. Changa de changarín de changos vacíos. Peino con el empeine y con chanfle un chumbazo que se clava en el ángulo. Pueden festejar, desenfrenen ese frenesí , aunque parezca pan y circo, refucilo antes de que nos fusilen la alegría. Deletrearme es fácil, entenderme, son otros quinientos. De viejitos, desfallecemos, no fallecemos, descansamos de cansados. Qué mis botas te sienten bien, y que te caminen también.

M.O.V.

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