Nací pared grafitada a brocha gorda populista, molesta, asqueada y gritante de política contra el régimen de dietas conservadoras de la riqueza de los ricos, a punta de fusil con derechos a la derecha.
Lúdico en mi infancia dentro de una caja de Ludo Matic.
Estar bien conmigo mismo me hace no querer salir de mí. Soy morada en mi refugio, un templo desordenado sin religión, colgado de la cruz que quiero cargar. Estoy efervesente y voy a derramarme de este vaso y poco me importa la pura espuma de la futilidad que me rodea y los moretones que pueda dejar empuñados sobre la mesa, los carajos hinchados que las mayorías tengan que escuchar. La realidad de esta sinrazón es como el pelear de dos pibitos que se pegan hasta empatar, las broncas continúan y el odio va a explotar, de la esquirlas, nadie se salvará. Un cuento chino le disputa el Nobel de literatura al Cuento de nunca acabar.
Encurdado, engualichado y engrupido, transito.Para no sentirme equivocado de medio a medio, le peleo a la linea recta a cara de perro, y finalmente hago el cuatro porque eso nos define.
Fui atropellado por ciegos de bastones blancos y oscuros ojos y el ciego era yo.
Ciegos, creen ver a un dios.
Tuve todos los números en las manos y los jugué, en la lotería errada.
Formación académica, casi del Racing Club por culpa de mi tío, aquí la suerte jugó de mi lado y me puse la banda roja desde el corazón.Los títulos que persigo están en mis textos.
A veces, me tengo que recoger, de tanto querer ser violado en mis creencias y convicciones. El invicto, no lo pierdo. No insistan. Resiliente, el mejor resistente.
Adagio retumbante envuelto en celofán fucsia con el mensaje escrito en tarjetita pincelada en fosforescente resaltador, amarillo.
Soy generosa puteada al árbitro, porque este partido está arreglado de entrada y no soporto a los disimulados ni a los vendidos.
Travestido, soy una puta barata del saber, que se deja y que le gusta y de mi sangre boca blasfemo lo que miento y creo lo que creo. Imprevisto, en el ámbito de la improvisación.
Desubicado por decir lo que pienso, esa es mi dirección, para el que quiera pasar a buscarme.
Por las dudas, siempre entro con el derecho, aunque me ladeo para la izquierda.Prefiero caminar para entrar en mi cabeza.
Soy ladrón de palabras rapiñando en este río de pirañas, turbio, de entre tantas nubes cerradas abro mi pecho para poder respirar. Las palabras que me atraen son las que suenan como las sirenas que cantan y espantan como las otras, pero al final, no dicen nada. Me chorreo desde las duchas.
Soy canción de otros, acovachado en la satisfacción que el alma guarda. Soy cantor que poco canta, músico al que alguna vez le toca y no toca nada, ni a nadie.Acordes para acordarme entre tanta desafinación.
De padre solo el título, más para golpearme el tórax culpado, que para púlpitos eclesiásticos. Sin saber ser divino, adivino y las adivinanzas no son mi fuerte. Tío de nadie, hermano, frágil ejemplo de nada.
Esposado, desposado asumo todas mis condenas conforme a mi suerte.Régimen cerrado. Salidas transitorias. Libertad condicional.
Hijo huérfano desde que perdí a mis padres.
Pequeña geografía que se identifica en la región portuaria de los mares del sur. Ser o no ser, esa la cuestión.
Soy el ombú de la placita de Ballester, cuando vivo.
Soy árbol de navidad que se escapa, callado y con las luces apagadas, muertas.Sin guirnaldas. Fiestas de pocas nochesbuenas buenas en las últimas noches nuevas.
Un pasado, historia de un alguien que no soy yo, que me fue contada en sueños.
Escribo porque me muero y estos restos serán cargados por uno o dos hasta una tumba.Sin llantos ni lloros, como un ejercicio insalubre y el viento dispersa en olvidos tempranos.
Algo me aguarda y guardo, el último pensamiento el más secreto, antes de morir.
M.O.V.
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