Para mí, es una parábola del paraíso.
Atrayente atractiva atrapante.
Atarailado atarantado de pasión.
Por el lunar en el pomar de tu rostro.
Pómulo este al Este de mi cielito lindo.
Así que me oriento al oriente para besarlo.
Interactuamos íntegros en interludios lúdicos.
Interpretémonos sabiéndonos la letra y la música.
En interruptores de las intermitencias intermediadoras.
Paremos instantáneamente el instante inestable, juntos a la par.
Disfrutemos del disfrute de esta fruta madura saboreándola suavemente salvajes.
Abocado a tu boca en bocados de tus labios entreabiertos, me amamanto amándote.
Enséñame las señales que señalen los placeres de tu cuerpo al descubierto redescubierto.
Apresurado presuroso veloz arriesgo en tus curvas y no respeto velocidades indicadas.
Me demoro en los resquicios ofrecidos para la dicha propiamente dicha del goce.
Abandonamos esa nada tirada abandonada anticuada, en esas miradas miradas.
Entre las membranas de las sílabas de las palabras de las que somos miembros.
Nuestro dialecto dilecto de voluntades honestas y amores reflexivos.
En invisivilidades de intercambiabilidades irrestrictas e ilimitadas.
Indolentes al dolor, insensibles a las súplicas del suplicio pasado.
Deshaciéndonos y haciéndonos entre el calor de los abrazos.
En versos inversos invierto todo tiempo en nuestro invierno.
Por donde sea y en donde sea, seré tu mar-río, en amorío.
Celoso el celofán en remedo al reflejo que refleja nuestra aura a la vera de tu cama.
Te venero en verdes suspiros suceptibles a tus superficies más íntimas y puras.
Vanagloriándoseme las venas por llevarte torrentosa adentro de mi sangre.
La aurora entra entre la rendija de una hendidura permisiva de tu ventana.
Clarividencias de un nuevo día soleado adivinan el futuro que se nos avecina.
Tus mimos en el cariño de tus caricias acalenturándome los sentimientos.
Jardinero en mi jardineo, vos el jazmín mas bello de mi jazminero.
M.O.V.
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