Rompeme la cabeza, rompecabezas, me faltan unas piecitas poliformes y ya sé que no voy a encajar. Se me acaba la paciencia.
Naipes y nadies se caen de cabeza de los castillos.
Perdido entre juguetes perdidos, me la juego.
Empequeñecido en el mundo de los pequeños.
Circunscriptos al cuadro cuadrado.
Frío autártico en el ático de la soledad, me caliento solo.
Irriga su luz ledo sol temperado en témperas melazas del átono otoño.
Mezcolanza que no alcanza para la verduzca esperanza retoñar y me deja de garpe.
Ramaje salvaje en oleaje de bosque virgen.
Merodea, la meretriz con méritos.
Secreción secreta de la corteza, enciende.
El conjunto solaz, a solas, no permite que el indivíduo aparezca.
Hetergéneos en la homogeneidad. Multiplicidad ensanchada.
Se da seda. Se dan mariposas.
Interino, íntegro, entero.
Braceando en aguas podridas, marginalizado de los márgenes.
Azucarado el poder empalaga. Salado el sudor, aunque suba la presión.
Fichado sin fichas.
Bacía, vacía.
Mea, culpa, y que parezca lluvia que te espero con la sombrilla.
Abrir el cierre y soltarse, sacar el adentro para afuera, ponerse al revés, que se nos pasan las temporadas, las modas y los modos.
Refrendada y desenfrenada deguella la huella que se escapa del legajo.
Espanto espantoso espantapájaros de sueños, hazmerreir esperpento estaqueado en nímio ideario absolutista y castrador.
Monigote agotado, defendiendo causas sin cauce, se ahoga en su saliva corrosiva corrompida.
Acueducto desactivado bifurcado desusado.
Prometer con los dedos cruzados tierras prometidas.
Embutido en este chorizo, nos achuran.
El vermutcito engaña.
Unos salames.
Pan y queso. Elegí vos.
Los ravioles salvan.
Tiramisú.
Tirado.
El lumbago me agarra por la espalda, tradición de traicionero.
A la vejez, viruela.
Durazno, ni para el feca.
En la malaria, no sobrevive ni un morlaco. Por mala praxis.
Eso sí, si es para salir, chiflame.
M.O.V.
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