Chegusán

Ni obsceno, ni piadoso, esponjoso.

El ojo de la hoja que nos mira desde arriba.

Empequeñecidísimos, una distorsión humana, una desnudez errante.

Denominado dominó, dominio del demonio.

Podrido no podré.

Juego ofensivo,

Sueño obsesivo.

Son las cosas del querer, del sin querer queriendo.

Degustador a gusto con un chegusán. Al centro y adentro.

Como peludo de regalo, un peludo espeluznante me agarré.

Única versión del verso verde en la vereda reverdeada.

Correrme de y en todas sus formas, pero no tan rápido.

Naturaleza última íntima, de última, naturalmente.

Gemidoramente, monotonía germinada amontonada.

Desidentificarme inequívocamente y equitativamente.

Reos rehenes deliberados librados de los retenes que azotábalos.

Rascándole el bocho al olvido, recuerda innumerablemente.

Se tardaba la tarde, como lo bueno por llegar que no llega.

Estoicas estocadas stockadas en el cuarto contiguo.

Esperando la trama del próximo tramo tramitado.

Se sucede lo que sucede sucedáneamente.

Eso, no me quita el sueño.

Ni un poquito.

M.O.V.