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Foto del escritorMario Vidal

Aliviar



Dándole la espalda al espaldarazo. Para no perder la costumbre ni las mañas.

Fuego artificial es bengala para desesperados. Enciende al cielo en noche. Perros, gimen.

Firme el firmamento ante el pelotón de fusilamiento.

Amanece y desvanece. Sale el sol a trabajar.

Todo mal, mal sueño y mal dormido.

Hombre herrumbre errado arrumbado arruinado en rincón.Gruñe.

Borrajear monotonías, afonías, apatías.

Inefables inapelables impalpables.

Mía la gata mía.

Voz de tormenta a grito pelado se avecina.

Tronando las canicas blancas, al caer.

Abriendo el paraguas antes de que llueva. Placer es ausencia de dolor.

Olor a albahaca, a tinto viejo, a tuco y ajo.

Almuerza en vozarrones la tanada.

Enternecido tibio. Módico mediar del día tímidamente pujante y temperado.

Paroxismo expresivo extremo. Buenas migas sobre la mesa y sobremesa.

Cafecito. Panza llena corazón contento.

Poblar el vacío de aminorados mimos con infusiones de efusiones, yerbas lavadas y bizcochitos de grasa, pausa obligada en la prosa de a sorbos para apapucharnos y hacerle frente al frío polar interno que desde antaño nos atañe.

Se hace tarde la tarde.

Las raíces aparecen en las despatarradas tierras. Acá nomás. Ahicito.

Se sacuden las cuajadas gotas de lluvia las hojas al gracioso viento.

Espejo río y espejismos. Garzas blancas abiertas vuelan. Graznan.

En un torpe tropiezo anochece súbitamente.

Andariego, riego que anda suelto como loco si lo dejan.

De casa al trabajo y del trabajo a casa. Residente reticente resiliente.

Autofagocitado. Activista inactivo. Aperreado.

Abrigo, asilo, hacelo alivio.

M O.V.

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