Es simple, dos letras. Nos enseñan lo contrario. Desde el "sí señor" hasta el cliente tiene siempre la razón que es una afirmación implícita. El sí fácil no mejora las cosas. Hacemos la mayor parte del tiempo lo que otros quieren, por obligación, respeto, conveniencia prematura, para no contrariar, porque "sí "suena mejor a los oídos. Somos educados para la obediencia debida, paternal, educacional,conyugal, militar, fiscal, institucional.El SÍ es para los casamientos, cada vez más perecederos y en formatos desechables, parece devaluado en ese rubro. El SÍ es el perverso desnudo que se esconde muchas veces atrás de un No. El Sí es conveniente, interesado. Es retractable y retratable cuando espontáneo.
El "no" es la prostituta mal vista por la sociedad,la cual, paradojicamente, tiene como única respuesta un "sí", excepto a la hora de los besos; es el izquierdismo y su rojo sangre con sus hordas de abanderados empáticos, es la revelación del negativo que nos muestra un mundo brutal, inhumano, jodido, que nos cachetea a diario desde las noticias manipuladas para maquillar lo peor, como uma drag queen del subdesarrollo cuando las recetas del FMI son aplicadas, ahora para los que desean equidad lo mejor es hacerse inmediatamente de unos pasajes para Cuba, la tierra del NO. Del No a la desnutrición infantil, del NO al analfabetismo, del NO subyugarse, del NO a la falta de salud, del NO al hambre, del NO a los E.E.U.U. cafiolo del mundo, esclavista, autor intelectual y moral de la decadencia.
El NO, también es vapuleado por las religiones que nos esperan en sus templos, sumisos, arrodillados, ellos dicen que ante dios, como ante los reyes que siempre fueron sus asociados más cercanos.Nos imponen dogmas, rituales, jurisprudencia para alejarnos del mal, que por acaso, es todo lo que desdeña de lo que ellos predican. Y ahí vienen las guerras santas. Idiota, no?
Decir No es tildado de revolucionario, y lo es. Practiquemos el NO y seremos más felices, porque debe ser dicho y reafirmado aunque parezca disparatado.Decirlo sin autoreproches, sin dudas, naturalmente, hasta incoscientemente diría, como usamos el SÍ. Asentir es bajar la cabeza de ojos cerrados para no mostrar las pupilas dilatadas, mostrarnos desabrigados, negar es mirar a los lados en movimientos reiterados que van de la izquierda a la derecha y apretando los dientes porque no precisa salir otra palabra después. Eduquemos para el NO que es el término, el que más utilizaremos enfrentando tanta aberración y desconsuelos y que el SÍ sea la joya de la corona, de la dignidad, del conocimiento, de uso selecto y privativo para lo que nos sorprende gratamente, lo que nos rebosa y reboza. Lo que debe y tiene que ser hecho, se hace, no espera por un NO, ni por un SÍ.
NO, NO, NO, no suena tan mal y no precisa tilde para afirmarse.
M.O.V.
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